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Aleaciones de la plata

Es muy dúctil y maleable, siendo superada sólo por el oro y quizás por el platino: puede ser estirada en hilos muy finos y laminada en hojas.

Aunque la plata es el metal noble más activo químicamente, no es muy activa comparada con la mayor parte de los otros metales. No se oxida tan fácilmente como el hierro. Es estable en aire y en agua puros, álcalis (hasta los 500ºC) y ácidos no oxidantes, pero pierde el brillo expuesta a ozono, sulfuro de hidrógeno o aire con sulfuro (la ennegrece). El galvanizado de la plata con rodio puede prevenir esta decoloración. La plata no reacciona con ácidos diluidos no oxidantes (ácidos clorhídrico o sulfúrico) ni con bases fuertes (hidróxido de sodio). Es soluble en ácido nítrico, ácido sulfúrico concentrado y caliente y disoluciones de cianuros.

Si se funde plata pura en presencia de aire absorbe oxígeno que, al solidificarse, es expulsado rápidamente arrastrando pequeñas partículas de metal. A este fenómeno se le denomina «galleo».

Aunque la plata no se oxida cuando se calienta, puede ser oxidada química o electrolíticamente para formar óxido o peróxido de plata, un agente oxidante poderoso. Por esta actividad, se utiliza mucho como catalizador oxidante en la producción de ciertos materiales orgánicos.

La plata pura tiene la mayor conductividad térmica y eléctrica de todos los metales.

Espejos, procesos fotográficos, acuñación, cuchillería, joyería, odontología, medicina, maquinaria química y de procesado de alimentos, conductores eléctricos.

La plata, que posee las más altas conductividades térmica y eléctrica de todos los metales, se utiliza en aleaciones para soldadura, contactos eléctricos, baterías de plata-cinc y plata-cadmio.

La plata es importante en fotografía: supone aproximadamente un 30% del consumo de plata. en donde se encuentran sales o nitratos de plata en los compuestos de la película fotográfica.

La plata también se emplea para hacer plateados (galvánico electrónico o químico) de objetos fabricados con alpaca, latón o cobre. En ocasiones se platean objetos fabricados con plata con el fin de mejorar su brillo y reducir la oxidación producida por los metales con los que se le alea.

Se ha utilizado pintura con plata para la realización de circuitos impresos.

En la producción de espejos, depositándola por varios métodos: deposición química, electrolítica o evaporación. Recién depositada, es el mejor reflector de luz visible conocido, pero pierde rápidamente el brillo y pierde parte de esta reflectancia. Es mal reflector de luz ultravioleta.

Durante mucho tiempo se ha usado para la fabricación de monedas. Actualmente, debido a su precio, se está sustituyendo por otros metales.

Es un metal excesivamente blando y se trabaja aleado con otros metales, especialmente cobre. En ocasiones para darle mayor dureza se le añade níquel y zinc.

Se utiliza abundantemente tanto en la joyería como en orfebrería, bien sola con sus propias aleaciones, bien formando parte de otras, especialmente del oro.

Las aleaciones son muy importantes. La plata de ley se usa en joyería, platería, etc., donde es importante el aspecto. Esta aleación contiene 92,5% (o 925 milésimas) de plata y el resto cobre y algún otro metal.

Las monedas de plata suelen llevar un 90% de plata fina (900/1000).

La plata se puede alear con todos los metales de bajo punto de fusión, como el zinc, (Zn), estaño, (Sn), iridio, (Ir), etc. Realmente, la aleación más común es la de plata/cobre. Uno de los problemas de las aleaciones de plata es que su oxidación es bastante rápida. Se nota, al cabo de cierto tiempo, el cambio de color en la misma apareciendo con el tiempo color amarillo, azul, negro, etc… Hoy día, esta característica no tiene demasiada importancia debido a la gran cantidad de productos y sistemas que hay para su limpieza. Es más, actualmente existen en el mercado una gran diversidad de objetos de plata recubiertos por una laca especial que impide su oxidación, manteniéndolos blancos y brillantes como el primer día. Pero esto no es suficiente ya que esa laca no se aplica realmente a todos los productos de plata. Por ejemplo, un cubierto de mesa no duraría mucho con esa protección. Para este uso sería imprescindible algo que todavía no se ha inventado: la plata inoxidable.

Todo es cuestión de experimentar. Hay quien empieza con esta fórmula tratando de conseguir lo que nadie, hasta la fecha, parece haber logrado: estaño, indio, antimonio, en las proporciones 100/462/438, respectivamente. Como puede comprobarse, estas cantidades suman 1000 por tanto ahora habría que reajustar las proporciones para añadirle las 925 partes de plata fina. De todas formas y dependiendo de los resultados obtenidos se puede acudir a otras fórmulas con otros componentes. Durante el uso de joyas de plata, hay quien la pone negra enseguida y, por el contrario, otras personas la mantienen limpia y blanca. Esto es debido a la transpiración. Si es muy ácida oxidará la plata más rápidamente que otra persona que transpire menos y cuyo sudor sea menos ácido.

Otras aleaciones importantes son las utilizadas en odontología.

 

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El topacio azul

El topacio siempre ha sido una piedra muy controvertida, no solo porque durante miles de años se ha confundido con muchas otras piedras, sino también porque su nombre también tiene diferentes orígenes. Para algunos deriva del viejo sanscrito donde significa fuego, quizás por el resplandeciente color del topacio imperial, para otros proviene del griego y significaría buscar, pero en escritos de Plinio se menciona que su nombre proviene de una isla del Mar Rojo en la que había grandes yacimientos de piedras preciosas que se llamaba Zabargad también conocida como “Topazos”, aunque las piedras que se extraían de sus minas eran peridotos. Quizá esta controversia se debe a que en otras épocas, cualquier piedra marrón-dorada y o incluso verde se creía que era un topacio, puesto que se desconocían las diferencias cristalinas entre el topacio y el peridoto.

Además durante muchos años se creyó que el topacio más famoso que encontramos en la historia de la joyería, era un diamante. Encontrado en 1740 en las minas de Ouro Preto, se bautizó como el “Diamante de Braganza” y pasó a pertenecer a la corona portuguesa contribuyendo a la mala fortuna de sus joyas. La confusión se debió a que este topacio es una gema totalmente incolora que parecía un diamante. Tanto se parecen que fue considerando el diamante más grande jamás encontrado debido a sus 1680 quilates de peso.

Si hoy en día preguntas de qué color es un topacio y no es a alguien que ame las gemas probablemente responderá que es de color azul pálido o intenso. Es cierto que en la actualidad el azul es el color más utilizado en alta joyería, pero el topacio tiene muchos colores, desde el rosado hasta el champagne pasando por el color dorado del topacio imperial.

En joyería, el topacio se ha utilizado en todos los colores marrón, amarillo, naranja, rojo, rosado o azul y esto es una de las causas de las confusiones que ha generado a lo largo del tiempo. Su dureza de 8 puntos en la escala de Mosh permite lucirlo en todo tipo de joyas sin tener que preocuparnos demasiado por su conservación. Además, como en la naturaleza encontramos ejemplares grandes y sin impurezas, podemos encontrar diseños que buscan resaltar el tamaño y el color de esta bella gema prácticamente en todas las grandes firmas de joyería nacionales e internacionales

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El proceso de reticulado en joyeria

La reticulación es un tratamiento de superficie que, a diferencia de los métodos tradicionales de golpeado, abrasión o presión, usa una técnica conocida como «fuego controlado» para lograr un relieve en la superficie de una chapa de plata u oro.

La primer parte del proceso, es la preparación de la chapa a través de un sistema llamado «plateado por eliminación» o «enriquecimiento de superficie», que consiste en generar una delgada capa de plata 1000 u oro 24k en la superficie de una chapa, mediante la eliminación del cobre en esa parte de la aleación. Este método también es aplicable a las aleaciones de oro que contengan cobre u otros metales solubles en ácido sulfúrico (en este caso se llama «dorado por eliminación), siendo una de las mejores la aleación de oro rojo. Contrariamente, la aleación de oro verde realizada con plata no es posible de enriquecer y, consecuentemente, de reticular. Las mejores aleaciones para reticular son aquellas de bajo título, 800/850 para la plata y 12/14k para el oro, aunque esto genera un problema «legal», ya que es imposible de determinar el título final de la pieza y por lo tanto no podrá ser sellada consecuentemente. Solo en caso de utilizar un título legal desde el comienzo se podrá sellar la pieza, ya que sabemos con certeza que el título final será siempre mayor al de la aleación original. Por otra parte, en el caso de la plata, el máximo título con posibilidad de ser reticulado es el de plata 925.

Para esta primer parte, se debe trabajar sobre una peluca de alambre o enrejado metálico apoyado sobre refractario. En este caso se utilizó lo último, aunque la peluca calienta más rápido y permite acelerar el proceso. Siempre se deberá usar materiales y herramientas totalmente limpias, ya que al trabajar la chapa cercana a su punto de fusión, la «basura» e impurezas de las superficies que entren en contacto con ella quedarán adheridas y contaminarán el metal de forma irreversible. Si se elije el método del ladrillo refractario, lo ideal es conseguir uno nuevo o, mejor aún, un refractario «nido de abeja» donde no se adhieren las impurezas y permanece eternamente limpio.

Para el enriquecimiento de superficie, la llama utilizada debe ser muy «dura» u «oxidante». Es el tipo de llama que se forma con mucha entrada de aire en el soplete y que, como su nombre lo indica, oxida los metales presentes en la aleación. El objetivo de este proceso es oxidar el cobre superficial presente en la aleación de plata 925 con la que se está trabajando, de manera que éste sea disuelto al sumergir la pieza en ácido sulfúrico, logrando una capa muy delgada de plata 1000 en la superficie.

Este proceso es sumamente antiguo. Se conoce que los indios americanos utilizaban este método al que llamaban «tumbaga» con aleaciones de oro menores al 10% y lograban una superficie totalmente dorada.

Usando el soplete se debe llevar la pieza a una temperatura aproximada a la de recocido, pero utilizando llama oxidante. En los primeros ciclos del proceso la pieza tomará un color gris oscuro, que irá atenuándose a medida que se vaya repitiendo el proceso.

El siguiente paso es enfriar la pieza con agua para luego volcarla en ácido. No es recomendable sumergir la pieza caliente en ácido directamente. Si bien se blanquea mucho más rápido, después de oxidar la pieza la superficie queda muy porosa. Esto provoca que el ácido penetre bajo la superficie pudiendo atacar también la plata, o dejar residuos de ácido riesgosos para quien utilice la pieza. También aumenta el riesgo de accidentes por salpicaduras, genera vapores de ácido que se liberan al aire del ambiente de trabajo, oxidando prematuramente las herramientas y generando un entorno antiecológico e insalubre.

Una vez que el ácido sulfúrico blanquea la pieza, se extrae y se limpia suavemente con cepillo de bronce bajo el agua corriente para eliminar restos de ácido al mismo tiempo que se compacta la capa superficial.

Este ciclo de calentar a soplete, enfriar, blanquear en ácido y lavar se repite de siete a diez veces hasta que el soplete no logre ennegrecer la superficie de la pieza. Ahí sabremos que nuestra capa superficial esta cerca de ser esa lámina compacta buscada de plata 1000. Entonces pasamos al siguiente paso, que es el reticulado propiamente dicho.

Un dato importante a tener en cuenta es que para reticular se trabaja al límite del punto de fusión de la aleación (esto se conoce como «fuego controlado»). Es por ello que si el fuego es poco, la chapa no podrá reticular, pero si el fuego es mucho se corre el riesgo de fundir la pieza. Lo que se busca es llevar la pieza a un punto donde se obtenga un núcleo de metal líquido, que al tener diferente punto de fusión que la superficie y al enfriar más lentamente cree tensiones superficiales que «arruguen» la pieza. Para ello, se trabajará con llama neutra, que consigue el mejor balance entre temperatura y cuidado de la pieza. Una vez que la pieza se va acercando al color rojo por acción de la llama, se comienza a mover el soplete buscando este juego de tensiones superficiales. Se puede identificar este momento en el que el centro está fundido porque la superficie pareciera que «se moja» creando una «piel» que se mueve levemente. En ese momento crítico se deberá mover la llama hacia los bordes intentando generar la mayor tensión, para que al enfriar, el metal se arrugue.

Para lograr distintos efectos, se pueden usar pátinas que toman muy bien por el relieve de la superficie. Si se busca una superficie pulida es preferente el uso de cepillo de bronce al trabajo con paño en la pulidora.

Al quedar una superficie enriquecida (en este caso plata 1000), la pieza es mucho más resistente al ennegrecimiento por óxido.

También se puede jugar con la textura del reverso de la pieza, que si es apoyada sobre un refractario liso, no tendrá textura, pero al ser apoyada sobre superficies texturadas como por ejemplo, una batea de arena, copiará la textura de esta. Otras posibles texturas pueden ser el refractario tipo panal de abeja, o el fino granulado de un crisol para platino.

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Diseño de joyeria con programas CAD

Haremos una breve introducción al diseño y modelado por computadora, y las representaciones graficas en 2D y 3D. En próximas ediciones profundizaremos sobre estos temas, mostrando cuestiones específicas de algunos de los programas existentes en el mercado, veremos representaciones fotorealísticas y tocaremos el proceso de mecanizado de piezas modeladas por ordenador. Esta nota surge de una investigación, en la cual la propuesta fue relevar las herramientas existentes para poder representar piezas de joyería de forma virtual, para luego poder materializarlas mediante el uso de dispositivos electromecánicos dedicados a tal efecto. El interés principal es poner en evidencia la importancia de involucrar este tipo de procesos en el taller de joyería, siendo concientes de sus capacidades y sus limitaciones.

El oficio de la joyería ha tenido desde sus inicios un carácter artesanal, sin embargo los avances tecnológicos y la necesidad de producir más deprisa y mayor cantidad han dado como resultado la utilización de nuevas formas de creación y fabricación, sin que la calidad, el diseño y la singularidad se vean afectados. Las diferentes técnicas y tecnologías que durante años se han aplicado a otras profesiones se pueden aplicar hoy a la joyería con muy buenos resultados, permitiendo automatizar los trabajos mecánicos o repetitivos, y de esta forma liberando al diseñador para dedicarse completamente a la parte creativa y a su negocio. Los beneficios son muchos y los reconocemos fácilmente. En el campo del diseño, poseer un instrumento que permite materializar las primeras ideas y depurar cada concepto; tener la posibilidad de corregir fácilmente o modificar una pieza diseñada, tener libertad de ensayar sin la presión de estar trabajando sobre un material directamente. La actividad del joyero es eminentemente creadora, en consecuencia, deben valorarse todas aquellas disciplinas que fomenten y faciliten su creatividad, por lo tanto, todo lenguaje grafico no solo tiene razón de ser como técnica de representación, sino que se involucra directamente en el ejercicio intelectual. En el campo de la representación podemos pensar en la posibilidad de presentar los diseños de forma fotorealística (imágenes) e incluso animada (videos), pudiendo visualizar el cliente la joya tal y como quedará una vez finalizada, y vendiendo de esta forma las piezas sin tener la necesidad de materializarlas, evitando la inversión, tiempo y riesgo que esto implica. Se puede así enviar fácilmente el diseño a reproducir o a aprobar a cualquier parte del mundo, sin tener el riesgo de que la pieza quede mal interpretada. Otro gran beneficio es que se puede mantener un archivo digital de las piezas realizadas, el cual puede ser ordenado y clasificado sin ocupar espacio físico. Un dibujo bien realizado, es en general una herramienta increíblemente útil en el avance de un negocio donde el diseñador se separa de la consecución, teniendo la posibilidad de delegar, gracias a la facilidad de controlar y exigir que brinda una representación clara y precisa. En el campo de la fabricación, existen varias herramientas para mecanizar las piezas con gran precisión, calidad y rapidez, aparte de la posibilidad de realizar cálculos detallados de pesos, costos, posibles fallas, etc., análisis muy útiles para estos procesos. Las limitaciones, son pocas, pero muy importantes a tener en cuenta. Como primer tema pondría la dificultad de poder discernir entre las muchas posibilidades. No es fácil decidir cuál es el mejor programa para satisfacer las necesidades personales. Como segundo tema está el económico, que involucra el costo del software. Debemos tener en cuenta que una empresa debe trabajar con programas legales, los cuales tienen un costo elevado y varían mucho de precio entre ellos. Las máquinas (ordenadores y equipos de fabricación) específicas para este tipo de procesos también implican una importante inversión, aunque como sucede con todas las tecnologías, la tendencia indica que los costos irán en disminución, por lo que en un futuro no demasiado lejano hasta los pequeños talleres podrán disponer de estos procesos. Mientras tanto hay empresas que prestan los diferentes servicios de mecanización, costo que se puede agregar al total necesario para la fabricación de un modelo. El ultimo tema y quizás el más importante, es entender que la computadora es una herramienta y como cualquier otra, no trabaja por si sola, sino que depende de lo que cada uno de nosotros sea capaz de indicarle hacer. Para ello es necesario capacitarse, de manera de aprovechar al máximo las herramientas y beneficios disponibles.

Diseño asistido por computador (CAD)

El diseño asistido por computador, conocido por sus siglas en inglés CAD (Computer Aided Design), es el uso de un amplio rango de herramientas computacionales que asisten a los profesionales del diseño en sus respectivas actividades. Estas herramientas se pueden dividir básicamente en programas de dibujo en dos dimensiones (2D) y modeladores en tres dimensiones (3D). Las herramientas de dibujo en 2D se basan en entidades geométricas vectoriales como puntos, líneas, arcos y polígonos, y los modeladores en 3D añaden superficies y sólidos. En los dos tipos de programa, el usuario puede asociar a cada entidad una serie de propiedades como color, capa, estilo de línea, nombre, etc., que permiten manejar la información de forma lógica y ordenada.

De los modelos pueden obtenerse planos en escala, con cotas, anotaciones, referencias, etc., para generar la documentación técnica específica de cada proyecto y obtener piezas reales mecanizadas. La diferencia entre el trabajo en 2 y 3 dimensiones no es tan sustancial en el momento en el que dominamos los programas y los volúmenes en el espacio, pues un dibujo 2D se puede convertir fácilmente en un dibujo 3D y viceversa, dependiendo del programa que utilicemos.