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Carl Faberge

Peter Carl Fabergé, conocido también como Karl Gustavovich Fabergé, nació en San Petersburgo en mayo de 1846, en el seno de una familia alemana de raíces francesas hugonotas que habían abierto una joyería en la ciudad. Realizó sus estudios fuera de Rusia, inicialmente en Dresde, y luego comenzó a estudiar el negocio de la orfebrería con el maestro de Frankfurt Josef Friedmann.

Tras su formación, regresó a Rusia y comenzó a realizar trabajos de restauración en el Museo Hermitage de forma gratuita, según cuentan sus biógrafos. Su jefe era Ludolph Stefan, curador principal del departamento de «antigüedad clásica» donde Fabergé pasaría días enteros estudiando las piezas de joyería de la antigüedad.

Cuando cumplió los 24 años, en 1870, se hizo cargo del negocio familiar. Entonces comenzó a aplicar en sus diseños de orfebrería todas aquellas formas que tanto tiempo había contemplado: formas de la grecia clásica, formas barrocas e incluso buscando las antiguas formas rusas, además de añadir innovaciones propias de la época como el Art Nouveau.

En 1882, en la Exposición Industrial y de Arte de toda Rusia en Moscú, los productos de su empresa atrajeron la atención del emperador Alejandro III y de la emperatriz María Feodorovna. Fabergé recibió poco después el patrocinio de la familia real y el título de “joyero de Su Majestad Imperial y joyero del Hermitage Imperial”

Por su trabajo, Carl Faberge, ha sido galardonado con varios premios. Incluyendo la Orden de San Estanislao III, la cruz de Santa Ana III, y en una exposición en 1900 en París, recibió la Orden de la Legión de Honor y el título de «Maestro del Gremio de Joyeros de París»

Las dos últimas décadas del siglo XIX se convirtieron en una época de reconocimiento internacional para la empresa y su líder, premiada con encargos honoríficos y galardonado con el título de proveedor de muchas cortes europeas. Hacia en 1915, la emperatriz (ya viuda) María Fedorova, declaró que el artista más grande de su tiempo era Fabergé . Fue con Maria Feodorovna cuando comenzó la historia de los famosos huevos de Pascua de Fabergé.

El joyero ruso Carl Fabergé es conocido mundialmente por sus huevos de Pascua, que son apreciados por coleccionistas de todo el mundo. Pero, ¿por qué exactamente huevos? No es la forma más adecuada para una pieza de joyería.

No se si sabéis que regalar huevos para la Pascua es una antigua tradición ortodoxa muy arraigada especialmente en Rusia e incluso en Rumanía. Según la leyenda, María Magdalena, después de la ascensión de Cristo, fue a Roma a predicar. Allí felicitó al emperador Tiberio con las palabras: “¡Cristo ha resucitado!” Y le obsequió un huevo de gallina. El emperador no creyó las palabras de la mujer y respondió que los muertos no pueden volver a la vida, así como esta clara de huevo no se puede poner roja. De repente, el huevo presentado se puso rojo y Tiberius se convenció de la verdad de las palabras de la Santa.

El emperador Alejandro III decidió complacer a la emperatriz con una pieza de Fabergé en 1885, era un sencillo huevo de Pascua blanco. El huevo contenía una yema, la yema tenía un pollo y el pollo contenía dos piezas más, lamentablemente desaparecidas. La famosa historia de los huevos de Pascua de Fabergé comenzó con este trabajo de Pascua

Tenía de 30 a 40 personas en su taller e incluso con ese equipo tan grande tenía que trabajar durante todo un año para hacer una obra maestra de Pascua. El trabajo era supervisado por el principal joyero de la empresa, que durante mucho tiempo fue el maestro Mikhail Perkhin

Muchos de los artesanos de la empresa tenían derecho a poner sus marcas en productos a la par con Fabergé. Nos han llegado los nombres de muchos joyeros que trabajaron para su marca. A principios del siglo XX, la empresa empleaba a casi 600 personas, todo un hito para la época.

Tenía sucursales en Moscú (desde 1887), Odessa (desde 1901), Londres (desde 1903) y Kiev (desde 1906); aunque la principal producción de joyas, su tienda principal y la oficina estaban ubicadas en San Petersburgo, en la propia casa de Karl Faberge en la calle Bolshaya Morskaya, 24. También tenía allí un estudio de diseño, una biblioteca especializada, un apartamento de moda del propio Carl Faberge y talleres de joyería, cuyas actividades el maestro podía personalmente controlar

Cajas de rapé, pitilleras, llamadores de criados, marcos para fotos y otros elementos necesarios en la vida cotidiana de la alta sociedad. Por supuesto, la firma fabricaba joyas, pero, lamentablemente, muy pocos productos han sobrevivido hasta nuestros días. La firma también vendió juguetes decorativos.

No obstante, tenía precios para todos los bolsillos. En sus tiendas reinaba un ambiente variopinto: el Gran Duque, el profesor, el médico y el funcionario podían estar allí al mismo tiempo. Y todos encontraban algo de su agrado y acorde a sus capacidades…

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la joyeria como arma para mejorar la imagen de rusia

Rusia planea reforzar su imagen recuperando el estatus de centro mundial de la joyería del que gozó antaño, en tiempos de Carl Fabergé, joyero de la casa real rusa. Éste será uno de los temas que se abordará en el Foro Económico Internacional de la Joyería, cuya celebración está fijada para el 13 de septiembre de 2013 en Moscú.

Según Ananina, los principales centros de joyería en Rusia se encuentran concentrados en Moscú, San Petersburgo, Kostromá y Yaroslavl. Además, los diamantes de Yakutia, las joyas de inspiración étnica y las creaciones de los talladores de los Urales reciben galardones en las exposiciones internacionales más importantes.

No obstante, Ananina señala que los rusos a menudo no tienen la oportunidad de conocer las obras maestras de la joyería contemporánea que se están creando en el país y, por tanto, desconocen los logros que se van alcanzando en el sector.

Según sus estimaciones, el 20% de lo que producen las firmas rusas de joyería son piezas exclusivas y el 80% restante es producción destinada al gran público, esto es, para el consumidor de ingresos medios o bajos.

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manta

Manta es una línea de ayuda económica para artesanos y artesanas de todo el país, implementada por el Ministerio de Cultura de la Nación, a través de la Secretaría de Desarrollo Cultural y el programa Mercado de Artesanías Tradicionales e Innovadoras Argentinas (MATRIA). Su propósito es promover la producción artesanal e incentivar mejoras en todos los aspectos que incrementen su sustentabilidad, en el contexto de emergencia sanitaria por COVID-19.

Se entiende por artesanía lo producido por artesanas y artesanos, ya sea totalmente a mano, o con la ayuda de herramientas manuales o medios mecánicos, siempre que la contribución manual directa sea el componente más importante del producto acabado. Para su producción se emplean materias primas en su estado natural o procesadas.Se considera artesano o artesana a toda persona que ejerce su oficio expresando su creatividad a través de la producción artesanal, representando una forma de vida y de trabajo

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Registro federal de cultura

El Registro Federal de Cultura es una política para reconocer, acompañar y potenciar a quienes participan en las diversas expresiones y disciplinas culturales de la Argentina.

Completando tu Registro por única vez, vas a poder acceder a las diferentes convocatorias que impulsa el Ministerio de Cultura de la Nación.

Es una herramienta de gestión pública que va permitir diseñar e implementar políticas culturales federales, desde una perspectiva donde el trabajo, la producción y la solidaridad sean los ejes centrales.