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La tecnica de cincelado en joyeria

El cincelado es una de las técnicas de ornamentación por excelencia en toda obra de orfebrería, y si bien es complementaria de otras, es un arte en sí misma.

Existen piezas donde el espectador se abstrae de la forma del objeto, y su mirada es capturada por la sublime belleza de su decoración.

Con una hoja de papel y un lápiz se puede realizar un dibujo con detalles de luces y sombras tan precisos que se logra un efecto de verdaderos relieves y profundidades, pero aunque la vista nos engañe la superficie no deja de ser plana.

El cincelado logra el mismo efecto sobre metal, pero el resultado es real, visual y táctil; alcanza relieves altos, medio y bajos, y se logra simular cualquier tipo de texturas: desde flores y follajes hasta la sutileza de las alas de una libélula. No tiene límites: «si se puede dibujar, se puede cincelar».

La manera de dar forma a un cincel es forjándolo: esta es la técnica más antigua y eficaz hasta nuestros días. Para su fabricación se utilizan barras de acero, que permiten templar las ¾ partes de su largo a partir de la punta, mientras que el resto se deja recocido permitiendo una mejor absorción del golpe del martillo que de estar templado rebotaría.

En los tiempos en que no existía el acero, los cinceles eran hechos de cobre, bronce u oro, y descubierto el hierro fueron suplantados por este.

Pero tanto unos como otros eran sumamente maleables, por lo tanto el forjado era la única manera de darles la dureza necesaria para soportar el trabajo sin deformarse.

Hoy disponemos del acero, un material mucho mas duro, que una vez templado es indeformable. Sin embargo, consideramos que el forjado sigue siendo el método por excelencia para la fabricación de cinceles. Algunos optaron por métodos mas modernos valiéndose de maquinas para desbastar, como amoladoras o lijas de banda.

Los que seguimos con el antiguo método consideramos que el forjado brinda al cincel mas dureza donde recibe los golpes del martillo y le confiere la suficiente tensión para que «corra» mucho mejor.

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La joyeria en la edad media

Durante  la Edad Media, las caravanas comerciales provenientes de Oriente, traían a Europa piedras preciosas y semipreciosas, tanto para su uso en la joyería de reyes y nobles como para la joyería eclesiástica. Una técnica importante de la joyería medieval fue la colocación de finas capas de granate en los alvéolos realizados en el oro o la plata, por ejemplo, en hebillas y broches o como en una joya única: la corona incrustada con granates y cabujones del rey visigodo Recesvinto. A partir del siglo XI, se impone un nuevo tipo de alhaja: el broche, en general de forma circular que fue una de las joyas más utilizadas. En Francia no se permitió (por ley) a los ciudadanos, usar fajas o guirnaldas hechas de perlas, de piedras preciosas, de oro o de plata, otras leyes similares existieron en Inglaterra, esto retrasó el avance de la joyería de la época. En los siglos de la edad media Europea, las joyas eran usadas exclusivamente por los ricos comerciantes, caballeros nobles, los religiosos, miembros de la familia real y los nobles, por lo que la joya era un privilegio fundamentalmente de la aristocracia. En estos tiempos la joya representaba el poder, la autoridad y durante mucho tiempo alternó este símbolo con el poder de curar enfermedades o de realizar hechizos, mucho después las piedras preciosas se utilizaron como regalo para simbolizar el amor cortesano.

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Cuchilleria Artesanal

La Cuchillería artesanal es un oficio que consiste en la forja de instrumentos con un filo cortante, integrada con la preparación del cabo o empuñadura. En algunos casos la preparación de la hoja se la entregan a los herreros. En la confección de la empuñadura se utilizan técnicas de  taracea, Esta técnica consiste en embutir entre la madera, pequeñas piezas de marfil, concha, nácar y hueso, que adquieren formas geométricas y vistosos contrastes cromáticos.

La cuchillería artesanal ha sido practicada exclusivamente por hombres. Las piezas que realizan son utilizadas normalmente en las tareas diarias, tanto en la agricultura como en el pastoreo, y debido a su alto valor simbólico, son elementos que se heredan de generación en generación.

En los últimos años la demanda ha aumentado como artículo de regalo de gran valor. Se considera una verdadera pieza de artesanía. El taller suele estar ubicado en alguna dependencia externa a vivienda familia y es que en este caso, se hace necesario tener un lugar de trabajo específico, dada la complejidad del proceso de elaboración. Lo normal es que los cuchilleros les encarguen a los herreros las hojas de los cuchillos, pero cuando no es así, tienen en su taller una pequeña fragua donde realizan el modelado de la hoja a partir de una pletina de acero. Los talleres de los cuchilleros han ido cambiando con el tiempo, y actualmente cuentan con más avanzados medios técnicos para la realización de su trabajo. Las herramientas que necesita este artesano se pueden dividir en dos grupos, aquellas que se utilizan para la realización de la hoja, y las que son necesarias para la fabricación de la empuñadura o cabo. Las herramientas necesarias para la elaboración de la hoja del cuchillo, también se utilizan en la herrería: yunque, fragua, selladora de metal, etc. Para la realización del cabo se requiere de: limas, pulidores, martillos, sierras, afiladores, escofinas, torno de mesa, alicates, tijeras corta-lata, taladros, arco de sierra, compás y un laminador. Los materiales que generalmente se usan en la elaboración de este tipo de productos son: Para el mango: oro, plata, alpaca, Latón, aluminio, marfil, ámbar pasta de buena calidad, plástico, ébano, hueso, macho cabrío y carnero . Encontramos algunos motivos  decorativos con pasta blanca en lugar del marfil. Para la hoja: oro, alpaca, acero inoxidable, acero al carbono, acero damasquinado

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El secreto del acero de damasco

Una de las secuencias más recordadas en la cinematografía histórica sobre las Cruzadas es el momento en que Saladino, al cortar sobre el alfanje una pieza de seda, sólo por la liviana fuerza de su caída mostrando la eficacia del acero de Damasco.

La escena está más cerca de la realidad de lo que se pudiera imaginar. El temple del acero y el vidriado de la cerámica son dos técnicas secretas cuyo origen se hunde en la noche de los tiempos en la región mesopotámica, quizás logradas en la plenitud de la época helenística,  pero los Omeyas de Damasco a gala cuando Occidente las desconocía. Estos hallazgos de la tecnología de los materiales aún se estudian con admiración en las Universidades de todo el mundo y llegaron a España de la mano de los Omeyas.

De ellos resultaría la cerámica dorada, y su máximo exponente en la Loza  dorada que en tiempos atrás inundaron las mesas de los palacios de la cristiandad, además del acero toledano, de cuya eficacia tuvieron noticias desde Europa hasta las cimas de los Andes de América de la conquista.

La maravilla del acero de Damasco era una realidad que no había sido científicamente explicada hasta hace unos 20 años, y con ella se inauguro la nueva rama científica de la super  plasticidad en la resistencia de  materiales. En el pasado estas propiedades del acero eran conocidas como  el secreto de Damasco, aunque, como es lógico, tal secreto se  refería más al modo de obtener el resultado ( por triple colada) que la comprensión de la naturaleza química de lo sucedido, es decir sabían cómo hacerlo pero desconocían el porqué. Es altamente probable que las primeras experimentaciones de coladas para el acero se remonten a un milenio antes de nuestra era, cuando las espadas de hierro de los dorios rompían con asombrosa facilidad las espadas de bronce de los jonios y otros  pueblos mediterráneos. Y quizás una ventaja de este tipo ayude a explicar  mejor las fulgurantes victorias de Alejandro Magno en su conquista de Oriente Medio. Sustancialmente, las espadas de acero de Damasco alcanzaron la celebridad por su fino borde de corte y su elevada resistencia al cuarteado, cuando el arte de los herreros de los tiempos antiguos se había olvidado.

Científicamente la súper plasticidad consiste en la condición por la que los  materiales cristalinos pueden ser estirados más de mil por cien en las  mezclas de acero y carbono ultra elevado, los investigadores establecieron dos atributos comunes requeridos para convertir en súper plástico un material metálico: en primer lugar los materiales debían consistir en una mezcla de fases de dos materiales cristalinos diferentes, teniendo cada uno granos esféricos (cristales) y, en segundo lugar los granos debían ser ultra finos, del orden de una micra. Con esto se crean regiones de frontera entre granos conjuntos desordenados de átomos entre los granos, representando tales regiones de frontera zonas de debilidad a temperaturas elevadas, haciendo que los granos se deslicen fácilmente, como si fueran de arena. Esto les confiere sus características de súper plásticas.

La descripción más antigua de las espadas de Damasco data del año 54º de nuestra era, pero pueden haber estado en uso mucho tiempo antes, incluso en la época de Alejandro Magno (323 a.C.). El propio acero estaba hecho en la India, en donde se denominaba wootz. Comercializándose en forma de coladas del tamaño de discos de hockey sobre hielo. Las mejores espadas se forjaron en Persia, a partir de wootz indio, que se usaba también para los escudos y armaduras. Estos aceros se conocieron  en la Edad Media en Rusia, donde se denominaban bulat. En Persia se llamaban  Poulad Janherder. En el paso del forjado, una vez obtenido el wootz, el  herrero utilizaba el color como guía para el control de la temperatura en el  forjado y el tratamiento. Tampoco sobre esto hay registros y se usaba la intuición, más que la lógica, para realizar éste proceso que era el más  importante de la manufactura. El color del acero, la llama, la fuerza y la  frecuencia de los golpes de mallo, todo era dictado por la intuición y un  largo aprendizaje. En la industria actual los aceros al carbono extraduros  nunca alcanzan contenidos superiores al 1.4% de carbono en masa. En cambio, los legendarios aceros de Damasco sobrepasan con mucho este porcentaje, situándolo en un intervalo del 1.4 y el 2.1% de carbono de masa. La actual industria metalúrgica no ha conseguido forjar este tipo de aceros de grandes prestaciones mecánicas y bajo precio. Sin embargo se ha conseguido descifrar el secreto de la forja de los aceros de Damasco. Las ventajas de los aceros que fabricaron estos insignes artesanos frente a otros aceros al carbono o aleados es su gran resistencia al desgaste, que les permite tener un filo cortante de manera permanente, unido a una buena resistencia mecánica y tenacidad. A estas características únicas, en aplicaciones de corte y mecanizado de otros metales se une la belleza y la magia de su superficie, algo que ha hecho célebres las espadas de Damasco. Los estudios realizados sobre piezas metálicas arqueológicas están siendo muy solicitados por la industria actual, Organismos como el Museo de Ejercito, la Diputación Provincial de Córdoba o la Comisión de Arqueólogos Profesionales de Madrid se dirigen al equipo de José Antonio Criado para estudiar y rescatar piezas de gran valor, como el Alfanje de Mehamet, o la no menos celebrada espada Tizona, con la que el Cid Campeador, dio buenos mandobles a los biznietos de los últimos Omeyas de Occidente. Abaco, recupera esta tradición ancestral de los Omeyas andaluces, y plasma de una manera casi milagrosa la reproducción de toda una gama objetos y de underline; cerámica Omeya en nuestros días. La  experiencia en la creación de estos objetos artesanales unido a nuestra  dedicación hacen que perduren las tradiciones más arraigadas de esta cultura que convivió en el mundo más de siete siglos