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El repujado

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Se denomina repujado a un trabajo específico dentro de lo que llamamos cincelado. Lo que caracteriza este proceso es que permite dar desde medios relieves hasta importantes volúmenes en la superficie de la chapa sobre la cual se trabaja.

Esto se logra con cinceles especiales para tal fin. Se trabaja por el reverso, es decir, logramos los volúmenes del frente hundiendo el metal por el reverso.

Según la superficie a repujar, su forma, tamaño del área y su profundidad, se usarán diferentes «cinceles repujadores».

La labor del orfebre comienza en una etapa previa al contacto con el metal; es la etapa del DISEÑO, donde la creatividad del artista comienza a tomar forma.

Primeramente se plasma en un papel, detallando pormenorizadamente el dibujo que una vez concluido será calcado y punteado sobre una lámina de metal, bien sea éste, oro, plata o bronce.

Esta fina lámina de 0,7 mm de grosor se coloca sobre una bola de pez.

Esta consiste en una semiesfera de metal rellena de una mezcla de brea, resina y escayola y sebo, elaborada por el orfebre.

Una vez asentada la lámina sobre la bola de pez, el orfebre comienza a dar formas y volúmenes a su obra, por el revés o negativo.

Para esto se ayuda de cinceles, abultadores y martillos con el mango acabado en forma curva y redondeada, específicos para esta labor y en muchas ocasiones realizados por el propio artesano.

Es esta técnica realizada por el reverso a la que se denomina REPUJADO.

Tras concluir esta fase del trabajo ya tenemos esbozada la obra y continuamos ahora ya, por el lado del derecho, dotando de detalle a la pieza mediante lo que conocemos como CINCELADO, que consiste en retocar valiéndose de martillo y cinceles hasta lograr un acabado mucho más perfeccionado.

También se utiliza el cincelado para retocar piezas -figuras, cuadros…- realizadas mediante fundición, que el cincelador perfecciona.

Hay dos métodos para abordar el cincelado: el «cincelado francés» y el «cincelado español».En el cincelado francés primero se perfilan por el frente las figuras del dibujo con cinceles trazadores. Esto permite que el metal desplazado por los trazadores produzca en el reverso un relieve de las líneas cinceladas, lo cual nos permite ver con claridad las áreas a repujar.

En el cincelado español se trabaja directamente repujando por el reverso, sin previo cincelado de los perfiles, y por lo tanto no tenemos las líneas guía que deja marcadas el cincelado francés.

En este método necesitamos dibujar las superficies a repujar, lo cual servirá de guía.

Con un método u otro, el repujado se realiza de la misma manera.

Las superficies pequeñas se pueden repujar directamente con un cincel que tenga el mismo ancho que el de la figura a trabajar, hasta aproximadamente 6 mm.

En superficies mayores se alcanza la profundidad por partes.

Para el planchado, pueden usarse solo los martillos. Ahora bien, los cinceles permiten un mejor control y resulta un planchado más preciso que con los martillos.

Tenemos ahora, el volumen máximo que la pieza necesita para poder comenzar a trabajar en sus detalles. Permitiendo realizar los desplazamientos de metal, sin riesgo a que las zonas en alto relieve pierdan altura.